Muchos se preguntan por qué
cuesta tanto ejecutar “Cambios efectivos” en nuestra vida, desde insertar
nuevos hábitos, hasta recibir con buena actitud aquellos cambios que son inevitables,
ya tengan estos repercusiones positivas o negativas.
Nuestro cerebro ha sido
diseñado para reservar energía, la Sobrevivencia es su principal objetivo, por
ello que es de vital importancia comprender el funcionamiento del mismo, para
conocer las formas óptimas de crear redes neuronales que nos potencien y
faciliten el camino al éxito en las diversas áreas de nuestra vida.
El solo hecho de sentir
Temor es profundamente desgastante para el cerebro, ya que este se mantiene
amenazado y solo se concentra en eso, por un lado y por el otro cuando tememos
a los cambios (Neurofobia), nuestro cerebro tiende a paralizarse o confundirse,
impidiendo la ejecución de respuestas valiosas, que nos permitan materializar efectos
trascendentes.
Este recableado
(Neuroplasticidad) no es más que una reprogramación, ya que es preciso
sustituir una red neuronal por otra, sea este un cambio premeditado o
intempestivo, para que de esta forma no sea el cerebro que nos limite a actuar
en automático, sino nosotros tomar el control y que éste trabaje a favor
nuestro.
Una de las principales ideas
que debemos manejar es que el cerebro no tiene la capacidad de diferenciar lo
real de lo que no lo es. Si tomamos en cuenta además que tenemos alrededor de
70.000 pensamientos diarios y que gran parte de ellos son pensamientos repetitivos
y negativos, incluso productos de la imaginación; podemos aseverar que
literalmente las personas se sienten intimidadas o coaccionadas, viviendo un
infierno.
Aunado a ello dichos
pensamientos detonan emociones que activan la segregación de sustancias tóxicas
para nuestras células, lo cual empeoran el estado de equilibrio saludable de
cualquier individuo, más grave aún cuando estos períodos son de larga data o
por largos períodos de tiempo.
Otro aspecto importante de
resaltar es que la mente no es el cerebro, ya que esta constituye una de sus
298 funciones; esto significa que mientras el cerebro busca y se enfoca en la
sobrevivencia en forma natural, la mente se puede educar, creando en ella
hábitos físicos, emocionales y como es obvio mentales.
La Neurofobia es curable,
cambiar hábitos es posible y adaptarnos a los cambios constantes de la vida es
factible; pero primero hay que tener la disposición de aprendizaje y práctica,
ambos necesarios para dar el gran paso y salir de la zona de confort.
María Alejandra Gasia
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