miércoles, 17 de abril de 2019

Conflictuar o Solventar


Ya lo decía Erickson “El estado natural del hombre es el conflicto” y es que cuando nos hacemos ideas o expectativas en nuestra mente y estas no coinciden con la realidad, el conflicto surge.
Si revisamos el significado etimológico de la palabra CONFLICTO:  CO = Juntos, FLIC = Chocar, TO = Dirección; deducimos que se trata de Juntos chocar nuestras direcciones, puntos de vista o perspectivas.
Lo grave de esta situación no es el Conflicto en si mismo, porque siempre van a surgir, el problema es vivir en un eterno conflicto, porque eso significa vivir enfermos.
Insatisfacción, cólera, amargura…son algunos de los estados emocionales que persisten, así como su correspondiente carga de cortisol, adrenalina y mixtalina con el que se bañan las células del cuerpo sometiéndolo a un padecimiento seguro.
Es importante además concientizar que una mente desordenada no puede generar orden en el cuerpo.
El principal origen del conflicto surge en nuestra mente cuando no aceptamos que las cosas a veces no son como queremos, pero al mismo tiempo nos da miedo preguntar, aclarar o comunicarnos asertivamente, con el objeto de saber en qué terreno estamos pisando. Aquí juegan un papel preponderante las creencias; las creencias son propias, no necesariamente el otro las comparta, el Mapa no es el territorio.
Cuando practicamos la congruencia entre el pensar, sentir y actuar y aceptamos que cada quien es como es, permitiendo que fluya la disposición de avanzar claros para no generar expectativas falsas, el conflicto disminuirá en gran medida y recobraremos nuestro Poder Personal, convertiéndonos en solventadores, sumando a la resolución del problema y no a agravarlo.

                        María Alejandra Gasia

                      @Mariale_gasia

                         
                                                                               
                                                                                                              

                         


lunes, 8 de abril de 2019

NEUROFOBIA




Muchos se preguntan por qué cuesta tanto ejecutar “Cambios efectivos” en nuestra vida, desde insertar nuevos hábitos, hasta recibir con buena actitud aquellos cambios que son inevitables, ya tengan estos repercusiones positivas o negativas.
Nuestro cerebro ha sido diseñado para reservar energía, la Sobrevivencia es su principal objetivo, por ello que es de vital importancia comprender el funcionamiento del mismo, para conocer las formas óptimas de crear redes neuronales que nos potencien y faciliten el camino al éxito en las diversas áreas de nuestra vida.
El solo hecho de sentir Temor es profundamente desgastante para el cerebro, ya que este se mantiene amenazado y solo se concentra en eso, por un lado y por el otro cuando tememos a los cambios (Neurofobia), nuestro cerebro tiende a paralizarse o confundirse, impidiendo la ejecución de respuestas valiosas, que nos permitan materializar efectos trascendentes.
Este recableado (Neuroplasticidad) no es más que una reprogramación, ya que es preciso sustituir una red neuronal por otra, sea este un cambio premeditado o intempestivo, para que de esta forma no sea el cerebro que nos limite a actuar en automático, sino nosotros tomar el control y que éste trabaje a favor nuestro.
Una de las principales ideas que debemos manejar es que el cerebro no tiene la capacidad de diferenciar lo real de lo que no lo es. Si tomamos en cuenta además que tenemos alrededor de 70.000 pensamientos diarios y que gran parte de ellos son pensamientos repetitivos y negativos, incluso productos de la imaginación; podemos aseverar que literalmente las personas se sienten intimidadas o coaccionadas, viviendo un infierno.
Aunado a ello dichos pensamientos detonan emociones que activan la segregación de sustancias tóxicas para nuestras células, lo cual empeoran el estado de equilibrio saludable de cualquier individuo, más grave aún cuando estos períodos son de larga data o por largos períodos de tiempo.
Otro aspecto importante de resaltar es que la mente no es el cerebro, ya que esta constituye una de sus 298 funciones; esto significa que mientras el cerebro busca y se enfoca en la sobrevivencia en forma natural, la mente se puede educar, creando en ella hábitos físicos, emocionales y como es obvio mentales.
La Neurofobia es curable, cambiar hábitos es posible y adaptarnos a los cambios constantes de la vida es factible; pero primero hay que tener la disposición de aprendizaje y práctica, ambos necesarios para dar el gran paso y salir de la zona de confort.
                                                                                   María Alejandra Gasia
                                                                                             @Mariale_gasia