Ya lo decía Erickson “El
estado natural del hombre es el conflicto” y es que cuando nos hacemos ideas o
expectativas en nuestra mente y estas no coinciden con la realidad, el
conflicto surge.
Si revisamos el significado
etimológico de la palabra CONFLICTO: CO = Juntos, FLIC = Chocar, TO = Dirección;
deducimos que se trata de Juntos chocar nuestras direcciones, puntos de vista o
perspectivas.
Lo grave de esta situación
no es el Conflicto en si mismo, porque siempre van a surgir, el problema es
vivir en un eterno conflicto, porque eso significa vivir enfermos.
Insatisfacción, cólera,
amargura…son algunos de los estados emocionales que persisten, así como su
correspondiente carga de cortisol, adrenalina y mixtalina con el que se bañan
las células del cuerpo sometiéndolo a un padecimiento seguro.
Es importante además
concientizar que una mente desordenada no puede generar orden en el cuerpo.
El principal origen del
conflicto surge en nuestra mente cuando no aceptamos que las cosas a veces no
son como queremos, pero al mismo tiempo nos da miedo preguntar, aclarar o
comunicarnos asertivamente, con el objeto de saber en qué terreno estamos
pisando. Aquí juegan un papel preponderante las creencias; las creencias son
propias, no necesariamente el otro las comparta, el Mapa no es el territorio.
Cuando practicamos la
congruencia entre el pensar, sentir y actuar y aceptamos que cada quien es como
es, permitiendo que fluya la disposición de avanzar claros para no generar
expectativas falsas, el conflicto disminuirá en gran medida y recobraremos
nuestro Poder Personal, convertiéndonos en solventadores, sumando a la
resolución del problema y no a agravarlo.
María Alejandra Gasia
@Mariale_gasia